Niños: una Navidad sin empachos ni atracones
Escrito por Raquel Palacios Benito
Revisado medicamente por Dr Esteban Delgado, PhD, FRSPH, MAE
Ultima actualizacion: October 3, 2024
Dosificar los dulces y adaptar los menús a los más pequeños
Con la Navidad a la vuelta de la esquina surge la preocupación de que éstas alteren de manera negativa los hábitos alimenticios saludables de los niños.
Llegan los dulces, los excesos, los cambios de horario… Ellos querrán comer de todo, pero en nuestra mano estará evitar que sus deseos repercutan en la salud. Ahora bien, con cierta precaución pueden disfrutar de menús festivos, imaginativos, sanos y, porqué no, de ciertos caprichos.
Además de las luces, de los adornos y de los juguetes, los dulces y las grasas de comidas copiosas suelen ser protagonistas de las Navidades. Los niños no son ajenos a estas típicas costumbres, pero para que puedan disfrutar sin que se resienta su salud hay que adaptar los menús a su gusto y a su estómago.
Lo más normal es que durante estas fechas la rutina horaria de comidas se vea un poco alterada. Esto puede provocar un descontrol que se traduce en que o bien no coman nada o coman hasta la indigestión. Por ello, los pediatras recomiendan alterar los horarios lo mínimo posible y, sobre todo, asegurarse de que no comen en exceso. Por ello, a pesar de que llenemos la mesa de interminables platos, lo ideal es que prueben pocas cantidades y aquellos que pueden digerir mejor.
No obstante, con toda seguridad habrá un sinfín de alimentos atractivos que no suelen tomar diariamente y que no es cuestión de prohibir en estos días, pero sí de que los tomen con moderación. Por otro lado también es importante que los padres les hagan comprender que la comida y la bebida no son el centro de las fiestas y que han de disfrutar de la compañía de los seres queridos.
Menús navideños para bebés
En líneas generales pediatras y nutricionistas señalan que para que los niños puedan tomar el mismo menú, hay cuatro cuestiones imprescindibles:
• Cocinar con poca sal.
• Optar por productos bajos en grasa.
• Si se trata de un bebé, no incluir nunca alimentos que no estén ya introducidos en su dieta para prevenir las alergias .
• Si se eligen platos contundentes para el resto de la familia, como el tradicional cochinillo, cordero o besugo, lo conveniente es sustituirlos por otros de sabor más suave y fáciles de digerir para los niños como pollo, pavo o lenguado, aunque esto suponga un esfuerzo extra en la cocina.
¿Cuándo introducir en la dieta los dulces de Navidad?
En cuanto a los dulces, lo recomendable que no prueben los productos típicos navideños hasta después de los 18 meses, y que, a partir de esa edad y hasta los tres años, lo hagan desmenuzados. Y a la hora del brindis podemos ofrecerles zumos, agua o un poco de su refresco favorito. Por supuesto, ni una gota de alcohol, porque incluso en poquísima cantidad sus efectos son sumamente dañinos. La noche del día 31 de diciembre: uvas, cuanto más pequeñas mejor, peladas y sin pepitas.
“Efecto aperitivo”: alimentos bajos en calorías antes de grandes comidas
Desde el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) se apuesta por poner en marcha el denominado “efecto aperitivo”, que sirve tanto a los niños como al resto de la familia. Consiste en comer alimentos bajos en calorías media hora antes de comenzar una copiosa comida para que el cuerpo tenga tiempo de segregar el estímulo de la saciedad y llegar con menos hambre.
A la hora de los dulces, mejor la repostería tradicional y mucho mejor casera.
Hay que huir de las golosinas ya que presentan un alto contenido en azúcar y aditivos que ingeridos en exceso provocan irritación de la mucosa y dolor de estómago que pueden desembocar en episodios de vómitos o diarreas en los niños.
Cómo actuar un niño está empachado
No hemos podido evitarlo: a pesar de nuestros pocos o muchos cuidados, numerosos pequeños pueden presentar en estas Navidades episodios de empacho, una manera coloquial de denominar a la indigestión provocada por una abundante comida.
Lo más frecuente será el dolor abdominal que puede acompañarse con episodios de vómitos, diarrea o fiebre. En principio no necesita de mayores cuidados que una dieta blanda, sin alimentos grasos, una mayor ingesta de agua para evitar la deshidratación si tiene inapetencia o presenta diarrea. Ligeros masajes en el estómago pueden aliviar el dolor y la sensación de pesadez. Si la situación se prolonga durante varios días y no remite ni la diarrea ni la fiebre, habrá que acudir al pediatra
Cuidado con los dientes y los dulces
Las dentaduras infantiles se resienten tras el atracón de dulces navideños: más del 50 por ciento de las caries y problemas dentales se producen durante estas fechas debido a un consumo excesivo. Por ello, es bueno que los padres intenten revisar los dulces que van a comer los pequeños y opten por aquellos con menor contenido en azúcar, aunque también conviene saber que muchos de los que dicen estar libres de ella contienen glucosa y fructosa, que también son perjudiciales para los dientes
Los dulces duros resultan los más peligrosos, tanto si se consumen chupándose poco a poco debido a una larga exposición del diente con el azúcar, como si se muerden porque pueden causar roturas en los dientes infantiles.
El turrón, siempre se coma con moderación, constituye un alimento de gran valor nutricional para los niños pues aporta fibra, hierro, calcio, potasio, zinc y buenas dosis de vitaminas sobre todo ácido fólico y del grupo B. Si tenemos que elegir, mejor el tradicional con almendra que contiene menos porcentaje de azúcar que el blando o el de chocolate.
Eso sí, lo ideal para evitar las caries es cepillarse los dientes tras la ingesta de cualquier dulce.
Charo Barroso
Categoría: Nutrición Infantil