Tratamiento y prevención de la hepatitis en niños
Escrito por Laura Valdesoiro, MD, PhD
Revisado medicamente por Paloma Jaqueti Moreno, MD
Ultima actualizacion: October 1, 2024
La coinfección por varios virus empeora el pronóstico
¿Cuál es el tratamiento de la hepatitis?
Al igual que otras infecciones virales, la hepatitis aguda viral no tiene un tratamiento específico. Se pueden dar tratamiento sintomático para la fiebre o el malestar, intentando evitar sobredosificación por fármacos que puedan afectar al hígado, como el paracetamol.
En caso de hepatitis crónicas se administran fármacos inmunomoduladores (refuerzan la respuesta inmunológica frente al virus) y antivirales (para neutralizar el virus). Estos tratamientos, que intentan evitar la progresión de la inflamación del hígado a cirrosis, tienen bastantes efectos secundarios y no en todos los casos se consigue controlar o resolver la infección.
Los niños con hepatitis crónica deben llevar una vida los más normal posible, en cuanto a actividad física y alimentación, evitando administrarles fármacos de forma innecesaria (para no dañarles el hígado). Los adolescentes no deberán consumir alcohol -ya que las lesiones del hígado empeoran- y deben tener precaución para evitar infecciones por otros virus que afectan al hígado
Dra. Esther Vaquero. Unidad de Gastroenterología y Nutrición Infantil.
Servicio de Pediatría del Hospital Clínico San Carlos.
¿Cómo se puede prevenir la hepatitis en niños?
• El virus de la hepatitis A es un virus muy resistente que puede permanecer en alimentos crudos o poco cocinados; se destruye por ebullición del agua (un minuto a 100ºC), la cloración y los rayos ultravioleta. Para prevenir el contagio por el virus A (igual que el virus E) son importantes las normas de higiene:
– Correcto lavado de manos durante el día.
– Una buena cocción de los alimentos.
– Evitar el contacto con objetos contaminados con material fecal.
Si se viaja a países en vías de desarrollo -que tienen altas tasas de infectados- hay que beber agua embotellada, no tomar bebidas con hielo ni fruta sin pelar o verduras crudas.
Existe vacuna de hepatitis A, que confiere protección entre 10 y 20 años. Se puede poner a partir de los 12 meses de edad, en dos dosis separadas unos 6 o 12 meses.
• En el caso de la hepatitis B lo fundamental es la prevención con la vacunación infantil según calendario, al nacimiento, a los 2, 4 y 6 meses. En recién nacidos de madre con hepatitis B además de la dosis de vacuna se le pone una dosis de gammaglobulina intramuscular en las primeras horas del nacimiento.
• La hepatitis C carece de vacuna y lo principal es prevenir su transmisión, que al igual que en el caso de la hepatitis B, consiste en evitar el contacto con sangre y fluidos de personas infectadas. En adolescentes se ha de recomendar el uso de material de protección (preservativos) y en caso de hacerse “piercings” o tatuajes es aconsejable acudir a establecimientos que cumplan normas de higiene y seguridad.
Actualmente el riesgo de contagio mediante transfusiones de sangre es escaso, ya que la sangre donada se somete a controles de seguridad para descartar la existencia de infecciones como hepatitis o SIDA.
¿Está contraindicada la lactancia materna en mujeres con hepatitis?
En el caso de la hepatitis C, la transmisión a través de la leche materna es escasa. No obstante, se debe informar a las madres de que este riesgo no es completamente nulo. La probabilidad de contagio es mayor si la leche se contamina con sangre procedente del pezón, por lo que habrá que extremar la vigilancia por si aparecen grietas y evitar amamantamiento hasta que se curen. Mientras tanto -para luego poder retomar la lactancia- se recomienda extraer la leche con sacaleches y desecharla, hasta que el bebé pueda ser amamantado con seguridad.
La hepatitis B no supone una contraindicación para la lactancia materna. Lo fundamental es la inmunoprofilaxis precoz del bebé (gammaglobulina y vacuna).
¿Cuál es el pronóstico de las hepatitis en la infancia?
La hepatitis A se caracteriza por ser autolimitada, con desaparición progresiva de los síntomas, y un periodo de convalecencia de dos a cuatro semanas. En muy pocos casos se presenta una hepatitis fulminante. Al igual que la hepatitis E, no se cronifica.
En el caso de la hepatitis B el pronóstico por lo general también es bueno, aunque un porcentaje de los casos pueden cronificarse; este riesgo es inversamente proporcional a la edad: es más frecuente en niños que adquirieron la infección por vía perinatal. Los pacientes sobreinfectados o coinfectados por virus D también tienen peor pronóstico.
El problema fundamental de la infección crónica (hepatitis B y C) es el desarrollo de cirrosis y cáncer de hígado con el paso del tiempo, en la vida adulta. Existen tratamientos que intentan evitar esta progresión pero no siempre son eficaces, por lo que en estos casos, más vale prevenir que curar: gammaglobulina y vacunación para hepatitis B, evitar conductas de riesgo para la hepatitis C.
Categoría: Crecimiento y Desarrollo