Carlos González: “Dar teta no es de pobres, es un lujo a tu alcance”
Escrito por Raquel Palacios Benito
Revisado medicamente por Dr Esteban Delgado, PhD, FRSPH, MAE
Ultima actualizacion: October 3, 2024
El autor de “Bésame mucho” defiende la crianza “con cariño”
La lactancia materna levanta ampollas. El pediatra Carlos González nos habla de ella, de cuándo y cómo dejarla y de asuntos sobre crianza que interesan a las madres en las redes sociales y fuera de ellas, en el mundo de carne y hueso.
Autor de numerosos libros para padres, González tiene infinidad de seguidoras en España y Latinoamérica, deseosas de leer frases gloriosas como ésta: “Es posible llevar a un hijo en brazos con muy poco amor, y es posible amar mucho a un hijo sin llevarlo en brazos”.
Carmen Arnanz
⇒ Muchas madres nos preguntan en las redes sociales cuándo deben dejar de dar el pecho a sus hijos, un tema muy de moda, ¿qué les diría usted?
Por supuesto, deben dejar de dar el pecho o cuando la madre quiere dejarlo, o cuando el niño quiere dejarlo, o tal vez en algún punto de acuerdo entre ambos. Lo absurdo es dejar el pecho cuando no quieren dejarlo ni el niño ni la madre, dejarlo porque una tercera persona ha dado la “orden”.
⇒ Pero, ¿cómo sabemos que ha llegado el momento de dejar de amamantar a nuestro niño?
La OMS, UNICEF y la Asociación Española de Pediatría recomiendan dar el pecho dos años o más.
No existe una recomendación médica en cuanto a un límite máximo, porque no hay ninguna edad a la que la lactancia sea “mala”. De hecho, yo con más de 50 años sigo tomando leche de vaca. Y si una cosa no es mala para la salud, los médicos no la pueden “prohibir”. Simplemente, cada cual hace lo que quiere.
¿Por qué cree que hay presión social contra la llamada lactancia prolongada o tardía?
⇒ También hay mamás que se sienten incómodas al dar el pecho a su bebé en lugares públicos. ¿Debería haber más salas de lactancia?
Pues no sé. En algunos sitios puede ser útil o conveniente tener salas de lactancia, o más generalmente salas de descanso para estar con niños y atenderlos, simplemente porque no hay otro lugar apropiado para sentarse y estar tranquilos. Y para sacarse leche en el trabajo hace falta, por supuesto, un lugar con las adecuadas condiciones de higiene e intimidad. Pero tampoco me gustaría que hubiera salas de lactancia en cada esquina, porque podría dar la falsa impresión de que sólo puedes dar el pecho dentro de la sala de lactancia y de que está prohibido hacerlo fuera.
⇒ Los grupos de lactancia que apoyan a las madres son cada vez más eficaces, usted preside uno en Cataluña. ¿Animaría las madres a que contactaran con uno para afianzar su lactancia?
Bueno, la asociación que presido, ACPAM no es un grupo de madres, ni hacemos actividades directamente con madres. Nos dedicamos a publicar y distribuir material educativo y a dar cursos para profesionales. Los grupos de madres, que se reúnen periódicamente para apoyarse mutuamente, siempre han existido. Lo que ocurre es que antes eran informales: madres e hijas, hermanas, cuñadas, primas y vecinas hablaban y se apoyaban mutuamente. Cuando todo el mundo daba el pecho, todo el mundo sabía algo sobre el tema. Tal vez algún día vuelva a ser así. Mientras tanto, es muy útil contactar con un grupo donde pueden darte información fiable y donde no te van a criticar por dar el pecho ni por coger a tu hijo en brazos.
¿Cuál sería la mejor manera de pasar los conocimientos sobre lactancia nuestras hijas y nietas? Ahora, pediatras como usted escriben libros sobre estos temas.
Los conocimientos básicos, el día a día de la lactancia, se irán transmitiendo oralmente a medida que haya más gente capaz de transmitirlos. Seguirán haciendo falta libros para las cuestiones especializadas como el tratamiento de la mastitis.
⇒ ¿Qué diría a las madres que tuvieron una lactancia fallida o que decidieron no dar el pecho a su bebé y que vuelven a ser madres de nuevo?
Si una embarazada desea dar el pecho a su hijo, es muy conveniente que se informe y que acuda a un grupo de apoyo. Y es especialmente importante si ha tenido una mala experiencia anterior, para intentar comprender cuáles fueron los problemas y procurar no volver a caer en ellos.
⇒ ¿Qué hace única e irrepetible a la lactancia materna?
Extraña pregunta. Si un hombre no puede bañarse dos veces en el mismo río, tampoco una mujer puede dar dos veces el mismo pecho al mismo niño. Pero lo mismo puede decirse de dar el biberón, ¿no?
⇒ ¿Es la crisis un nuevo argumento en pro de la lactancia materna? Me explico: menos trabajo fuera de casa, más tiempo, menos dinero para leches artificiales…
Desde luego, con tanto paro, los padres deberían tener más tiempo para estar con sus hijos. Espero que lo utilicen bien, es decir, no para reñirles y gritarles, sino para amarles y disfrutar con ellos. No sé si con la crisis aumentará la lactancia materna. Pero desde luego no usaría yo eso como un argumento: “dé el pecho porque es más barato”. Ese tipo de argumentos da la falsa impresión de que la teta es para pobres, o que es una cosa que sólo haces cuando no te puedes permitir el biberón. No, la lactancia materna no es la más barata; es la más cara. Intenta contratar a otra mujer que le dé el pecho a tu hijo, día y noche y fines de semana durante un par de años, y verás cuánto te cuesta. Intenta fabricar en un laboratorio una leche para el biberón que lleve todos, pero todos los ingredientes de la leche materna, y verás cuánto te cuesta. La lactancia materna es la mejor y la más cara, lo que pasa es que tenemos la enorme suerte de que podemos hacerla “casera” y no necesitamos pagar a nadie. Es “un lujo a su alcance”.
⇒ ¿Cualquier mujer puede amamantar a su bebé? Cuéntenos casos en los que parecía imposible, pero se logró y casos en los que la lactancia no es posible.
Esa es una pregunta con truco. ¿A quién le parecía imposible? Conozco a miles de mujeres que han dado el pecho cuando a las abuelas, al médico o a las vecinas les parecía imposible. De hecho, hay abuelas, médicos o vecinas que creen, por principio, que siempre es imposible. Pero también hay madres que dan el pecho a gemelos y trillizos, o a bebés prematuros, o después de haber sido operadas por un cáncer de mama.
No, no todas las mujeres pueden amamantar a un bebé. Hay personas que no pueden caminar, que no tienen insulina o que necesitan un transplante de riñón. Por supuesto, no iba a ser precisamente el pecho el único órgano de nuestro cuerpo que nunca enferme. Algunas mujeres tienen problemas endocrinos u otras enfermedades que dificultan o impiden la lactancia.
⇒ Cuéntenos cómo fue la crianza de sus hijos, que ya son mayores, claro
¡Divertidísima! Ya antes de tener hijos pensaba que criarlos era lo más importante de la vida, y sin embargo todavía me sorprendió cómo la paternidad te cambia la vida y las prioridades. Ahora se me hace raro no llevar a nadie en brazos, no contar cuentos, no jugar al parchís… pero bueno, ya vendrán los nietos.
⇒ Muchas madres piensan que es usted el pediatra ideal, el que cualquiera querría tener para su hijo. ¿Siente un poco de vértigo ante tanta seguidora?
Pánico, es la palabra. No soy ni mucho menos el pediatra ideal. De hecho, mis conocimientos de medicina nunca fueron muy grandes y ahora están bastante oxidados. Por suerte, hay miles de pediatras mucho mejores para atender a los niños enfermos.
⇒ ¿Apoya los movimientos de crianza con apego o piensa que se trata sólo de una moda? ¿Es que el resto de las madres no crían con amor a sus hijos?
Supongo que distintas personas pensarán en distintas cosas cuando hablan de “crianza con apego”. Lo que yo defiendo básicamente es el cariño -incluyendo sus manifestaciones físicas, como cogerles en brazos y consolarles cuando lloran- y el respeto hacia los hijos. No creo que “apego” y “amor” sean sinónimos. Hace siglos, casi todas las madres daban el pecho tres años y casi todos los bebés iban siempre en brazos. Lo hacían todas las madres, porque todo el mundo lo hacía. Hace décadas, casi ninguna madre daba el pecho más de unas semanas y casi ninguna se atrevía a coger a su hijo en brazos porque “se malcrían”. Lo hacían todas las madres, porque todo el mundo lo hacía. Es posible llevar a un hijo en brazos con muy poco amor, y es posible amar mucho a un hijo sin llevarlo en brazos. Lo malo es que los bebés no saben hablar, así que difícilmente se van a enterar de que les amamos si no les damos muestras da amor que ellos puedan comprender.
⇒ ¿Por qué cree que guardan relación las palabras lactancia materna “prolongada”, colecho, crianza con apego, pañales ecolcógicos, pañoletas para transportar al bebé… ? Muchas mamás son fans de todos estos conceptos, que luego comentan en las redes sociales.
Pues sí, hay madres que hacen varias de esas cosas, y otras que sólo hacen alguna de ellas. A veces hay una asociación lógica: es más fácil dar el pecho cuando haces colecho; es más fácil llevar al bebé en brazos con una pañoleta que sin pañoleta… Otras veces, es una asociación puramente cultural: en nuestra sociedad, y en el momento actual, el interés por la lactancia y el interés por los pañales ecológicos pueden coincidir.
Y, claro, lo cuentan en las redes sociales. Los que se interesan por la lactancia se juntan en grupos que hablan de lactancia, y los que se interesan por el submarinismo se juntan en grupos que hablan de submarinismo.
⇒ Denos trucos eficaces para dejar la lactancia materna, un proceso que cuesta mucho a madres e hijos.
La lactancia es mucho más que comida. Es contacto, consuelo, seguridad, cariño…
En los niños mayores, la comida es lo de menos. Para destetar a un niño no basta con darle un vaso de leche en vez de la teta; si fuera tan fácil, no me habría hecho la pregunta. Hay que darle también y sobre todo ese contacto, ese consuelo, ese cariño, por otras vías. Hay que jugar más con él, contarle más cuentos, llevarlo más al parque, enseñarle más canciones… Y hay que tener bien claro que destetar no significa menos trabajo, sino más trabajo: se acabó la solución fácil, la teta que todo lo soluciona. El proceso, desde luego, es lento, pero a la larga todos los niños dejan el pecho. Seguro.
⇒ ¿Cuál es el mejor método para hacer bancos de leche materna en casa?
¿Quiere decir para cuando la madre se va a trabajar? Eso no es un banco, es una simple hucha. Lo habitual es darle al niño cada día la leche que la madre se sacó el día antes; esa leche se guarda en la nevera sin congelar. Y como sacarse leche no es fácil y hay que practicar, conviene empezar unas semanas antes de ir a trabajar, y esa leche se guarda congelada, para emergencias.
⇒ ¿Qué es lo que debemos mejorar las mamás españolas sobre la crianza de los hijos en general y la lactancia materna en particular?
Pues menuda generalización me pide: “las madres españolas”. Cada una es distinta. Cualquier cosa que yo ahora conteste, buena parte de las lectoras dirán: “¡Qué tontería, eso yo ya lo hago!”, y otra buena parte dirá: “¡Qué tontería, eso no hace falta hacerlo!”
Habrá que mojarse. Por decir algunas cosas en que, como media, las madres españolas se diferencian de las de otros países europeos:
– Las madres españolas deberían tener un permiso de maternidad más largo. Nuestras 16 semanas son la vergüenza de Europa.
– Las madres españolas deberían llevar a más tarde a sus hijos a la guardería. Somos unos de los países donde los niños entran más pronto en la guardería y pasan más horas al día.
– Las madres españolas deberían dar menos comida a sus hijos, especialmente menos comida insana (“chuches”, refrescos, zumos, bollería, galletas, fritos, precocinados grasientos y salados…). Somos uno de los países con más obesidad infantil de Europa.
⇒ ¿Detecta problemas de nutrición en nuestros pequeños? Me refiero a exceso de grasas, chucherías, lácteos, pocas frutas o verduras…
No es que yo lo detecte, es que es así. Por una parte, la publicidad tiene mucha influencia, y es muy difícil ver un anuncio de un alimento sano. Por otra parte, muchas madres están tan obsesionadas con hacer comer a los niños que acaban dándoles alimentos muy poco sanos. No se trata de obligar a los niños a comer fruta, verdura, legumbres o pasta. Se trata de permitir que coman si quieren y no coman si no quieren, pero sin perseguirlos con otros alimentos. Por ejemplo:
– ¡No quiero lentejas!
– ¿No quieres, hijo mío? No pasa nada. De postre hay plátano o pera, ¿qué prefieres?
– ¡No quiero nada!
– ¿Hoy no tienes hambre, mi vida? Pues ya puedes ir a jugar…
En vez de eso, lo que ocurre en muchos hogares se parece más bien a:
– ¡No quiero lentejas!
– ¡Cómo que no! ¡Si las lentejas son muy sanas! ¡Mira, mira el avioncito con las lentejas!
– ¡No quiero!
– Pues te hago unas patatitas fritas.
– ¡No quiero!
– Pues un flan.
– ¡No quiero!
– Pues una natilla. De chocolate. Las natillas te gustan mucho
– ¡No quiero!
– Mira, le pondré azúcar a la natilla, así estará más buena. Y si te acabas la papilla, te compraré una bolsa de gusanitos y una coca cola…
⇒ ¿Cómo será la lactancia materna en el futuro, qué es lo que se imagina para décadas venideras?
No veo mucha posibilidad de cambio. Seguro que hay que seguir metiéndose la teta en la boca y mamando. Donde sí se prevén cambios en la lactancia artificial. Ahora hay leches “plus” y “forte”, y tetinas “anatómicas” y “antihipo”, cosas que no había cuando yo crié a mis hijos y mucho menos cuando mi madre me crió a mí. Seguro que dentro de cincuenta años la leche del biberón estará enriquecida con ingredientes de los que ahora no hemos ni oído hablar. Eso sí, probablemente la seguirán anunciando con el lema “cada vez más próxima a la leche materna” o algo parecido.
⇒ “O eres de Estivill o de González”, se dicen las madres, al respecto de los estilos de crianza. ¿Cree que esta afirmación es una leyenda urbana o tiene alguna base?
Una leyenda urbana, sin duda. La mayoría de las madres no “son” de nadie, espero. Simplemente hacen lo que creen mejor, y les gustan más los libros que se parecen más a lo que ellas piensan. No hay sólo dos estilos de crianza, hay infinitas maneras de criar a los hijos.
Categoría: Nutrición Infantil