Tartera escolar: Opiniones de los expertos en nutrición
Escrito por Raquel Palacios Benito
Revisado medicamente por Dr Esteban Delgado, PhD, FRSPH, MAE
Ultima actualizacion: October 3, 2024
Un buen “tupper” precisa de menús equilibrados y buena materia prima
La posibilidad de que los niños lleven la comida al colegio en tarteras supone una vuelta al pasado en algunos centros escolares. Se trata de una opción celebrada por muchos padres que, sin embargo, no es vista con muy buenos ojos desde el sector médico o pedagógico. No obstante, hacer un “tupper” sano y equilibrado para nuestros hijos está a nuestro alcance.
A las preguntas de cómo van a calentar o conservar los alimentos, quiénes controlarán lo que comen o de si es de recibo el cobro por el uso de las instalaciones del comedor hay que sumar, para muchos, otras más importantes: ¿Recibirán los niños una alimentación equilibrada y sana? ¿El ahorro económico repercutirá en la salud? ¿Tienen los padres españoles una buena cultura nutricional? ¿El “tupper” favorecerá malos hábitos alimenticios y fomentará la obesidad infantil?
Desde hace años y, a pesar de que siempre son mejorables, los menús escolares se han venido confeccionando bajo la lupa de profesionales de la nutrición. Diseñados para integrar todos los grupos alimenticios y acordes a las necesidades calóricas de cada edad, han dado un respiro a muchas familias carentes de tiempo para organizar comidas saludables y equilibradas. Ello ha tenido un doble coste: por un lado el económico y, por otro, la falta de conocimiento e implicación de muchos padres en la alimentación de sus hijos.
Vencer la tentación de la comida basura y precocinados
Ahora con la reducción de becas de comedor se ha abierto la posibilidad de que los pequeños lleven desde casa tarteras y la alarma ha saltado entre los nutricionistas, que temen que esta medida dé al traste con años de trabajo. El peligro está en que la fiambrera se convierta en una nueva fórmula de comida rápida en lugar de sana y equilibrada
Los expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) advierten de que comer en el “tupper” puede favorecer la obesidad infantil, un problema que afecta al 19 por ciento de los niños españoles. Máxime cuando los últimos estudios llevados a cabo por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) demuestran que el porcentaje de niños con exceso de peso es mayor entre los que comen en casa (47,6 por ciento) que los que utilizan el comedor escolar (43 por ciento).
El trabajo, la casa, los quehaceres cotidianos… los expertos advierten de que la falta de tiempo puede llevar a muchos padres a dar a sus hijos un exceso de comidas envasadas, precocinadas o sencillas, carentes de equilibrio nutricional. En este sentido se insiste en que, sobre todo pueden tender a poner en el “tupper” lo que saben que con seguridad se comerán los niños
La clave: Planificación de menús semanales
Desde el Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría se insiste en la necesidad de que los padres planifiquen menús semanales nutritivos y equilibrados, algo que sin lugar a dudas exigirá de más tiempo, esfuerzo e imaginación. Para ello hay que tener en cuenta no sólo la comida del mediodía, sino la merienda y la cena. Sin olvidar un desayuno con fundamento.
La mejor opción es planificar los menús en familia, lo que pongamos en la cesta del niño puede servir también para la fiambrera del padre o la madre. En este sentido es bueno que los más pequeños puedan ayudar a su elaboración y que se les explique la necesidad de que se alimenten de forma correcta, aunque suponga comer aquello que menos les gusta.
Una idea, que la tartera “copie” el menú escolar
Si se planifican de manera conjunta, seguro que pondrán menos objeciones. Al principio, la elaboración de lo que semanalmente han de llevar en el “tupper” puede resultar una labor complicada, por eso una buena idea es hacerse con el menú escolar para seguir sus pautas. Además, si come lo mismo que los otros niños, será más fácil que lo tomen aunque no sean sus platos favoritos.
Marisa Cantero, es una de las muchas madres que en este curso prepara el “tupper”. Con tres niños y actualmente en paro, reconoce que hasta ahora lo más cómodo era que comieran en el comedor: “Allí han aprendido a tomar alimentos que en casa suelen rechazar, a tener unas normas, y resultaba todo un alivio saber que comían de manera equilibrada sin librar las típicas batallas por la comida en casa. Pero la situación económica de muchas familias ha cambiado y no es fácil soportar ese gasto. Ahora les preparo la tartera”.
A la pregunta de si considera que están mejor o peor alimentados que con el menú escolar, deja claro que “durante muchos años, los niños han comido en sus casas, con lo que preparaban en ella y sin que los padres tuvieran que hacer un máster en nutrición, y no creo que nadie pueda decir que han sido generaciones mal alimentadas.
Se trata de volver a lo de antes, ahora nos parece más complejo porque los padres nos hemos vuelto un poco más cómodos”. Son muchas las familias que aunque la madre o el padre estuvieran en casa a la hora de la comida prefieren dejar a su hijo en comedor del colegio mientras han podido pagarlo.
Imprescindible, buena materia prima y recetas tradicionales
Una cuestión en la que ahonda la Asociación Española de Pediatría que señala que el menú de casa no tiene por qué ser peor que el del colegio, ya que ofrece la posibilidad de elegir la materia prima. Además, ofrece la oportunidad de recuperar recetas de la cocina tradicional. Algo que saben bien sobre todo, las abuelas: “Antes cocinaba algunas cosas para mi nieto los fines de semana, ahora que puede llevar la comida al colegio se pasan a por platos mucho más a menudo”, reconoce Mari Carmen que, a pesar del trabajo que supone, dice “estar encantada cocinando de nuevo no sólo para ella y su marido”.
Charo Barroso
Categoría: Nutrición Infantil