Cómo elegir campamentos seguros para los niños

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Revisado medicamente por Dr Esteban Delgado, PhD, FRSPH, MAE
Ultima actualizacion: October 7, 2024

Clave del éxito: que los pequeños realmente quieran ir

No hay primavera sin flores, ni verano sin calores… y por supuesto, sin campamentos. De deporte, de idiomas, de arte… la oferta es muy variada y en los sitios más diversos. Saber elegirlos es la clave para que los padres estén tranquilos y los niños disfruten de una experiencia única y enriquecedora.


El curso escolar llega a su fin y niños y padres se preparan para las esperadas vacaciones escolares.

Sin clases, sin horarios, sin madrugones… es el momento para que los más pequeños hagan todo aquello que les gusta y pasarlo bien. Un merecido descanso que interrumpe la rutina de muchas familias que no tienen con quién dejar a los hijos y que genera la duda sobre si es mejor que se queden en casa o apuntarlos a alguna actividad.

Los campamentos escolares resultan una magnífica opción para aunar en estos meses de relax entretenimiento y conocimiento, actividades lúdicas y formativas.

Eso sí, nunca hay que perder de vista que las vacaciones tienen que vivirlas de manera diferente al curso escolar y que la opinión del niño es, si no primordial, muy importante. No se trata de “aparcarles” en algún sitio ahora que no pueden ir a clase, sino de que vivan una gratificante experiencia.

Claves para elegir campamento

• Criterio de los padres y lo que más conviene

Por ello hay que escogerlo de manera meditada y tener en cuenta, además del criterio de los padres, que sea adecuado a su edad y a sus aficiones. Hay que hablar con ellos y preguntarles qué les gustaría hacer, porque aunque es bueno brindarles experiencias nuevas, de poco serviría un campamento deportivo a un niño que no le gusta moverse o uno de actividades artísticas para el que desea pasarse las horas practicando deporte.
Lo primero es pensar en la orientación que queremos y luego buscar el que más nos convenza. Elegir el más adecuado es la clave para que tanto padres como hijos disfruten sin problemas.

El pedagogo Jorge Casesmeiro, director de Psicopaidos y asesor del Colegio de Pedagogos de Madrid, señala que “se trata de una experiencia recreativa que forma parte de su tiempo de ocio estival y por ello parece lógico atender a sus gustos y preferencias” e insiste en que hay que “posibilitar que practique actividades para las que siente una mayor inclinación y que le permita desarrollar facultades para las que seguramente está mejor dotado”.

Además de sus preferencias, también pesarán criterios como la lejanía, su duración o incluso su coste y, sobre todo, que cumpla con los requisitos de seguridad, sanidad y que el personal sea cualificado. En este sentido, Casesmeiro puntualiza que “en términos generales y aunque sea un tópico, los padres buscan lo mejor dentro de sus posibilidades” y precisa que “cuando se plantea el campamento como una necesidad del menor, también es conveniente que los padres se pregunten si también –o más bien- es una necesidad suya, como adultos, como pareja….”. De cualquier manera los expertos coinciden al señalar que tanto si los padres trabajan o están en casa, unos días o unas horas sin familia no vienen mal. Así, en el verano hay tiempo para todo: para aprovecharlo estando con ellos y para que también estén unos días sin los padres.

•Criterio del niño: querer o no querer ir al campamento

A pesar de que elijamos el campamento con precisión siempre habrá que superar el temor y la desconfianza de dejar en manos de extraños a los niños o de saber si realmente están preparados para un campamento. Jorge Casesmeiro explica que “si tiene edad para comprender lo que implica ir a un campamento y el niño desea ir, seguramente está preparado”, aunque precisa que hay que valorar su nivel de madurez y autonomía.

“Considero fundamental que tenga desarrolladas sus habilidades de autocuidado, es decir que sepa vestirse, asearse, comer… Pero por otra parte, no menos importante aunque más complicada, es evaluar su madurez para estar separado de sus padres”. En este sentido, señala que es bueno valorar si se dan situaciones familiares o personales que puedan ayudar a decidir en uno u otro sentido.

Una buena idea es realizar viajes cortos fuera de casa, con amigos o familiares y ver cómo se desenvuelve el niño. Este experto incide en que “el campamento implica una breve experiencia de separación. Si esta se produce en el momento oportuno y en el contexto adecuado puede ser muy beneficiosa.

La familia aprenderá a dejar al pequeño y a confiar en él, y este a desenvolverse sin el amparo directo de sus padres lo que provocará una mayor confianza en él mismo, a la par que convive en un contexto de diversidad que puede resultar muy interesante para aprender de otras personas”.

En cuanto a la edad, este experto insiste en que “la madurez, la autonomía y la motivación del menor son más relevantes que su edad. Como criterio general recomiendo a los padres que no tengan prisa ninguna, que no lo induzcan ni lo fuercen u que sepan resistirse a una posible presión social directa o indirecta de otros adultos con comentarios como “mi hijo va ya”, “no le va a pasar nada”, “van todos menos el tuyo”, “lo tienes sobreprotegido…”

Si el campamento no convence al niño

Si desean ir pero no están muy convencidos, para darles seguridad es bueno llevarles a la reunión con los organizadores, donde explican en qué consistirá el campamento y donde pueden conocer a otros participantes. Y es bueno conversar con ellos sobre sus reticencias o temores y no expresar nuestras propias inquietudes delante de los hijos. Eso sí, lo que está claro es que “si el niño no quiere y los padres tienen dudas es preferible no forzarlo. En este caso, el mejor campamento es planear unas buenas vacaciones en familia”, sentencia Casesmeiro.

Charo Barroso

Categoría: Salud infantil